Cuando llevas un tiempo rondando por lo que llaman "Europa" resulta extraño pensar en volver al sur. Y es que nada tiene que ver el estilo de vida de una gran capital con el de una ciudad andaluza.
En Londres, los salarios son mucho mayores, se puede hacer la compra a cualquier hora y nunca faltan planes por hacer. Cada día (y noche) se inaugura alguna exposición o se presenta un disco o algún artista callejero crea corros tocando la balalaica o rapándose la cabeza mientras recita a Shakespeare.
Pero no es oro todo lo que reluce. Las distancias son tremendas; la mitad del día se pierde en los medios de transporte, que no funcionan precisamente a la perfección. LLueve a cualquier hora y si avisar y la fruta no sabe a nada.
En Andalucía el clima es estupendo, el sol te recarga las energías y te incita a salir a la calle y a reir; el problema es que ni incita precisamente a trabajar duro. La burocracia es agotadora: cuando tienes que relacionarte con la administración o el banco, o la Seguridad Social ... o llegas a la hora de comer o a la hora del café. Así que todo va despacio. Además, por mucha carrera que tengas, no es extraño que termines de cajera en el Mercadona o poniendo copas a guiris.
El problema surge cuando conoces las dos caras, porque ya no sabes cuál es tu sitio. Si llueve en Londres piensas en tu playita, si lees un anuncio de trabajo en Málaga quieres llorar con los 700 euros que ofrecen en jornada completa.
Y así pasa el tiempo entre morriña y búsqueda de tu sitio.
1 comentario:
Though I dont quite get everything... Those beaches are exactly what I am talking about here.
Man, I wanna go there as well.
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